Escenarios y riesgos en la negociación del TLCAN

El Emerging Markets Political Risk Analysis (Análisis de Riesgo Político de Mercados Emergentes) es una publicación muy influyente a nivel internacional, y en su publicación del 14 de junio hace mención de que las perspectivas para lograr el cierre de la renegociación del TLCAN 2.0 en 2018 se han desvanecido después de la decisión del presidente Donald Trump de imponer aranceles a las importaciones de acero y aluminio provenientes de Canadá, México y la Unión Europea.

Señala que los medios que dan cobertura a temas políticos cubrieron extensamente la respuesta del Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, quien llamó a los aranceles de Trump como “insultantes”, especialmente desde que fueron justificadas sobre la base de seguridad nacional. Chrystia Freeland, la Ministra canadiense de Relaciones Exteriores, también dijo que los canadienses están “tristes e insultados” al haber sido clasificados como riesgo para la seguridad nacional por parte de su “aliado más cercano.” Canadá ha respondido imponiendo aranceles a las importaciones de productos originarios de Estados Unidos, los cuales entrarán en vigor a partir del 1 de julio.

Por su parte, los funcionarios mexicanos han estado igualmente frustrados con los nuevos aranceles. El presidente Peña Nieto ha sido menos verbal respecto a las frustraciones de México en comparación a sus contrapartes canadienses, percibiendo que el entrar en una guerra de palabras sólo será contraproducente para la negociación de los dos países. También se debe, al menos en parte, a que Peña Nieto está cerca de su sexenio, pero seguramente el próximo presidente de México será una voz más fuerte en contra de Trump.

Al igual que Canadá. El gobierno mexicano también ha tomado represalias al imponer aranceles por cerca de 3 mil millones de dólares de importaciones originarias de Estados Unidos en productos como carne de puerco, whiskey, queso, entre otros. Recientemente los funcionarios mexicanos han iniciado una disputa en la Organización Mundial de Comercio (OMC) ya que argumentan que los aranceles de Estados Unidos, implementados poniendo como pretexto la seguridad nacional, violan las reglas de la OMC.

Con independencia de lo anterior. La fricción política entre México y Estados Unidos ya ha presionado al tipo de cambio. El peso mexicano ha mostrado una mayor depreciación, al haber pasado de 18.10 pesos por dólar el 4 de abril a 20.68 el 13 de junio, incrementando así la incertidumbre para inversiones futuras.

Evolución en la política nacional

Si bien, mucha de la incertidumbre respecto al TLCAN gira en torno a si los países negociantes pueden alcanzar un acuerdo en los temas más complicados, las limitaciones del proceso legislativo de Estados Unidos y el proceso electoral en México han comenzado a pesar en los funcionarios comerciales, modificando el escenario para lograr un acuerdo este año.

El plazo límite del 17 de mayo fijado por el líder del Congreso estadounidense, Paul Ryan, ya quedó muy atrás, inclusive considerando la extensión que se dio para principios de junio, por lo que la probabilidad de que se alcance un acuerdo en 2018 está rápidamente desvaneciéndose. Por su parte, el líder de la mayoría en el Senado, John Cornyn, también ha señalado que un acuerdo potencial ya perdió la ventana para lograr la aprobación legislativa en 2018.

Por su parte, México elegirá un nuevo presidente el 1 de julio, quien seguramente liderará hacía un nuevo enfoque de la próxima administración. Adicionalmente, esto significa que las negociaciones de manera natural caerán en una pausa en las próximas semanas, poniendo la posibilidad de que se alcance un acuerdo antes de las elecciones como algo imposible. Sin embargo, el Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, ha dicho que las negociaciones continuarán.

El 5 de junio el principal asesor económico de Trump, Larry Kudlow, transmitió el deseo del presidente de cambiar la naturaleza de las negociaciones del TLCAN comenzando a negociar acuerdos bilaterales con Canadá y México de manera separada. Los expertos en comercio y economistas han sido escépticos respecto a la posibilidad de lograr acuerdos bilaterales entre Estados Unidos y sus vecinos norteamericanos. Funcionarios tanto de Canadá como de México también han rechazado esa idea. Esta propuesta de negociaciones separadas bilaterales sugieren que Trump y su administración están cada vez más cansados de las negociaciones, y que éstas no se concluirán antes del receso del Congreso de mediados de diciembre. En efecto, después de 10 meses de negociaciones, de 20 a 22 de los estimados 32 capítulos del Tratado, aun se están negociando.

Cumbre del G7

La Cumbre del G7, la cual comenzó el 9 de junio, también fue escenario para que sucedieran algunos eventos alarmantes. El presidente Trump dio reversa a su decisión de firmar el comunicado final conjunto del G7, enfurecido por el Primer Ministro canadiense Trudeau quien prometió tomar represalias con aranceles y rechazó la cláusula “sunset” en un TLCAN modernizado.

La cláusula “sunset” ha sido un tema álgido y motivo de debate debido a que implica que el TLCAN caduca cada cinco años a menos de que los tres países se pongan de acuerdo en que debe continuar. Los funcionarios mexicanos y canadienses han argumentado que esto causará incertidumbre y reducirá la inversión. Aunque el Primer Ministro Trudeau ha dicho que está dispuesto a explorar alternativas a la cláusula “sunset” dejando entrever algún tipo de compromiso, los eventos del G7 sugieren que es poco probable que se alcanzará un acuerdo en las próximas semanas o meses.

Implicaciones probables

La decreciente probabilidad de que haya un acuerdo en el TLCAN en 2018 significa que el ambiente político en el cual surgirá un nuevo TLCAN es incierto. Nuevas circunstancias políticas probablemente emergerán en México y los Estados Unidos. México tendrá un nuevo presidente y probablemente habrá una coalición de izquierda en el Congreso, mientras que en los Estados Unidos habrá un nuevo Congreso, que probablemente será de mayoría del partido Demócrata.

A lo largo de su campaña, el candidato López Obrador se ha manifestado a favor del TLCAN. Considerando sus pasadas críticas al acuerdo, parece que AMLO está dispuesto a negociar el acuerdo en beneficio de los mexicanos. Sin embargo, Gerardo Esquivel, uno de los principales asesores de AMLO ha señalado que es mejor no tener un acuerdo que tener un mal acuerdo. López Obrador también ha señalado que insistirá en que se le incluya en las negociaciones tan pronto como haya sido electo presidente.

En los Estados Unidos hay una alta probabilidad de que la Cámara de Representantes y probablemente el Senado pasen a control de los Demócratas en la elección intermedia de noviembre de este año. Una mayoría del Demócrata pudiera prolongar las negociaciones y cambiar el mandato comercial dado al Representante Comercial (USTR), Robert Lighthizer, poniendo mayor énfasis en aspectos laborales, el medio ambiente y los apoyos nacionales para ajuste comercial.

López Obrador y su falta de experiencia comercial

López Obrador y sus asesores se han reunido con al menos 65 fondos de inversión para explicar que su administración está comprometida con el libre comercio y la independencia del banco central. Una declaración de su asesor económico y futuro Secretario de Hacienda, Carlos Urzua, de que la campaña de AMLO no es de izquierda sino de centro-izquierda ha calmado un poco a los inversionistas. Sin embargo, hay amplías preocupaciones dado que sus posibles funcionarios de su administración no contarán con experiencia en la negociación de un acuerdo con dimensiones tan amplias. De igual manera, muchos están preocupados respecto a la capacidad de López Obrador de negociar con una contraparte tan difícil y complicada como Trump.

La elección de López Obrador de encabezar las negociaciones del TLCAN es el economista que trabajó en la OMC, Jesus Seade, quien además estudió en Oxford y fue el principal negociador de México en la Ronda Uruguay del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT por sus siglas en inglés).

A diferencia de Seade, la propuesta de AMLO para la Secretaría de Economía, Graciela Márquez, quien supervisará la política comercial y estará fuertemente involucrada en las negociaciones del TLCAN, tiene limitados antecedentes en gobierno y en la negociación de un tratado con el TLCAN. Esto ha generado preocupaciones entre funcionarios públicos y entre los que se oponen a López Obrador.

Congreso de Estados Unidos

El nuevo Congreso de Estados Unidos, aunque no sea controlado por los Republicanos, podría tener simpatías por un nuevo TLCAN. El USTR Lighthizer ha estado cortejando a los Demócratas por el acuerdo. Los Demócratas en la Cámara de Representantes han reaccionado positivamente a la propuesta de Lighthizer de eliminar el mecanismo de resolución de controversias inversionista-estado. Sin embargo, muchos Demócratas han manifestado su preocupación por los bajos sueldos en México y la pérdida de empleos manufactureros en Estados Unidos durante los últimos 25 años. Un memorándum firmado por 200 congresistas Demócratas señala que mejorar los derechos laborales en México podría ayudar a combatir la pobreza en el país y asegurar que los salarios estadounidenses sigan deteriorándose. Esto sugiere que si los Demócratas ganan el control del Congreso, un nuevo acuerdo tendría que integrar más aún el tema de los mercados laborales y homogenizar los estándares laborales entre los tres países.

Finalmente, otro escenario poco probable es que Trump decida retirar unilateralmente a Estados Unidos del TLCAN, abriendo el periodo de 6 meses para que se logre un nuevo acuerdo forzando a México y Canadá a aceptar lo que hasta ahora han rechazado. La incertidumbre respecto a lo que sucedería después de dar por terminado el TLCAN es lo que hace que tal decisión sea poco probable.