De causas y efectos

Casa de la Cultura y Plaza Fundadores

Por: José Guadalupe Pedroza Cobián (*)

“- LUPILLO. . . el estudio de la historia y de las ciencias sociales, nos ayuda a guardar memoria de lo que somos y como somos, nos compromete a que el dolor de otros no nos sea indiferente – “

Esa frase se anido desde entonces en lo más profundo de mi conciencia, aún recuerdo la sonora voz retumbando en ese salón de 2º de Secundaria, el Prof. Amado Morales Sánchez era uno de los maestros más respetados en la Secundaria Federal No. 3 “Jesús Reyes Heroles”, se caracterizaba por su recio carácter, su disciplina dura en clase y por dar unos buenos coscorrones a distancia con los gises que utilizaba para el pizarrón.

Su máxima al estilo de mercedes sosa, nos muestra a un hombre apasionado por su profesión, que tenía la firme convicción de trascender en sus alumnos a través de sus palabras.

Si alguien me preguntara: ¿Quién (además de mi padre) te inculcó el gusto por la política, el nacionalismo y la historia?, sin dudar respondería que el Prof. Amado Morales.

Al mismo tiempo (a propósito de estas fechas) fui de aquella generación que fue creciendo con la Feria Nacional del Libro, la misma que en estos días cumplió 30 años consecutivos, prácticamente todas las tardes de esa semana junto a mis primos aprovechamos los talleres gratuitos, de ahí el gusto por la lectura; ahí mismo conocí a Alejandro Filio y el gusto por el Canto Nuevo me encadeno de por vida.

Conocí el Internet en el Centro del Saber de la colonia San Miguel, auspiciado por el centro de ciencias “Explora” del municipio, ya des

pués papá nos instalaría ese viejo módem ruidoso en casa.

De joven y con las primeras emociones, vinieron las primeras letras y una revista patrocinada por el Instituto Cultural de León llamada “Ante – Diem” me hizo publicarme y se afianzo el reto por siempre escribir.

En el camino recorrido tuve la suerte de que se fuera moldeando mi vereda conforme los “accidentes” y las personas se iban atravesando en mi camino, gracias o por culpa de ellos y de muchos otros más antes y después es que me encuentro en el punto existencial de mi ahora.

Es decir que somos producto de las condiciones en que vivimos y las personas que sin quererlo o no nos moldearon, los espacios culturales y deportivos que tenemos a la mano definen mucho de lo que somos, la accesibilidad a la información con la que contamos e incluso los accidentes, viajes y vivencias que coleccionamos, son el antecedente lógico de lo que somos.

¿Qué hubiera sido de aquel indio zapoteco si no hubiera contado con la tutela de Antonio Sepúlveda? aquel encuadernador que acerco a Benito Juárez a sus primeros libros.

¿Qué hubiera sido de José Alfredo Jiménez si no le hubieran dado su primera oportunidad en aquel restaurante yucateco llamado “La Sirena” en la capital del país?

Paola Longoria, por mucho la atleta más encumbrada del deporte mexicano ¿Hubiese logrado alcanzar la cima si no hubiera asistido a aquel campamento de verano y/o no hubiera contado con el  apoyo de aquel empresario de Baja California que aposto por ella?

No es suficiente la resiliencia de las personas, entendida esta como el carácter y fuerza interior para sobre ponerse a la adversidad y lograr sobresalir, ello requiere el indispensable eslabón de un punto de apoyo, de un entorno que potencialice nuestras capacidades, de poco servirá el innato talento si no se acompaña de por lo menos una pequeña oportunidad y espacio para desarrollarlo.

Cada parque, cada museo, escuela, asociación filantrópica, centros deportivos y  cada taller cultural son además de un frontal combate a los males de nuestra sociedad, auténticos semilleros dispuestos a niños y jóvenes que en un provechoso accidente puedan encontrar su vocación y desarrollo, puedan encontrar algún pretexto, alguna frase que se anide en su consciente  más lejano.

Se requieren de esos samaritanos que se desprenden de su tiempo, que comparten su conocimiento, que encuentran pasión en pulir y proyectar a las nuevas generaciones, ellos son los verdaderos apóstoles que trabajan por una mejor ciudad.

Uno de esos apóstoles algún día me enseño que quien comparte una moneda se queda sin ella, pero quien comparte conocimiento, quien comparte una idea, siempre logra mágicamente que se reproduzca.

Muchos son los ejemplos en nuestra Municipio de tan loable labor y que hacen su parte social más pura y desinteresada, mencionar a uno solo sería arriesgar a la omisión de las muchas voluntades que en distintas aristas apuestan por mejorar nuestro entorno.

Pero también es cierto que hacen falta muchas más causas por tomar, ahí están esperando de nuestro granito de arena y que nos involucremos con lo poco o lo mucho que tenemos a nuestro alcance, y no me refiero a regalar solo juguetes o cobijas a los más necesitados con fines electoreros, me refiero a involucrarse de manera diaria y comprometida, sin espíritu asistencialista y con una vocación más genuina por una mayor justicia social.

Tomemos la causa que propicie el efecto que necesitamos, en nuestros hijos, nuestros sobrinos, con el vecino, con el alumno, aún más con el desposeído y con profundo respeto y amor a los más desprotegidos.

Hagámoslo conscientes de que lo tenemos que hacer, no solo por ser buenas personas o agradar a cualquiera que sea nuestra idea de Dios; Hagámoslo porque la sociedad en que vivimos nos demanda sus causas para no padecer los efectos.

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(*)Jose Guadalupe Pedroza Cobián  (Pepe Pedroza).-  Abogado especialista en estrategias y representación electoral, actual Secretario de Acción Electoral de CDE PRI GTO, Ex Presidente de CDM PRI LEON, Ex Director General de Desarrollo Institucional de Municipio de León 2012 – 2014.